Dominio del riego en superficie
«La mayoría de las tierras irrigadas en el mundo lo son en superficie», certifica el artículo publicado en ‘Agronomy’, que calcula la eficiencia de métodos tradicionales, por gravedad, sin mecanismos ni bombeos, como el surco o el riego por inundación, en torno al 40 %, y resalta sus «pérdidas excesivas». Un siguiente estadio de eficiencia –de entre el 50 % y el 70 %, según estos investigadores– sería la aspersión, definida como aquella modalidad que implica tuberías con presión, y mediante la cual el agua llega a las plantas en una suerte de lluvia localizada.
Regando y fertilizando los cultivos desde una única instalación, así funciona un equipo de fertirriego. Un sistema más sostenible que reduce costes e impacto ambiental y mejora la eficiencia de los recursos. El sector agrícola se une a la innovación para transformarse. Un impulso más para cuidar del planeta.
Cuando el aspersor es móvil en lugar de fijo hablamos de modalidad automotriz, que se suele basar en mecanismos con pivote, consistentes en un enorme brazo, jalonado de aspersores, que va rotando sobre su eje y regando una superficie circular. «Se ve muy bien en Google Earth: un círculo verde en mitad de un secarral; eso es un sistema de riego por pivote», explica Marcos.
Dicen los expertos que los cultivos que se suelen regar mediante técnicas tradicionales, por gravedad, son los cereales, las plantas para forraje y los huertos familiares; la aspersión se utiliza «para tubérculos como la patata»; mientras que el riego por pivote da de “beber” a leguminosas y cultivos industriales (por ejemplo, de tomate). Por último, el goteo se aplica a leñosas, hectáreas bajo plástico y, en general, «cultivos de gran valor, porque son los más rentables y los que se destinan a exportación», en palabras de Marcos.
Las necesidades de agua para el campo aumentarán
«Las necesidades netas de agua para los cultivos aumentarán globalmente en un 25 % para 2080, a pesar de la mayor eficiencia del riego», concluye el artículo Implementación de riego sostenible en regiones escasas de agua bajo el impacto del cambio climático. «Los fenómenos meteorológicos extremos como las heladas, el granizo, las olas de calor, las precipitaciones y los períodos de sequía, afectarán la seguridad alimentaria mundial, limitando el potencial de producción de cultivos agrícolas de secano y de regadío», advierte.
En este contexto de amenaza climática, la agricultura tiene el reto de aumentar su productividad «entre un 60 % y un 70 %» para dar de comer a la población de la Tierra en 2050, según recuerda Marcos. «El regadío es seis veces más productivo que el secano, pero ha de ser un regadío sostenible«, puntualiza. Los sistemas digitalizados, que impliquen localización, personalización y control son, según defiende el experto, claves a la hora de afrontar los retos.
Para ello también es importante que los agricultores o empresas productoras de alimentos incorporen sistemas de riego con más precisión en el manejo del agua y los fertilizantes.